Desamor cotidiano
Cuando el amor termina, cuando ya nada funciona
Se apilan los años convividos, los recuerdos de buscarlo
El respeto que la ciñe, la lealtad que la aprisiona
Y la indecible pena por el otro, sabiendo que al ya No amarlo
Fracturado quedara con su partida.
Odiándose por las mismas cosas que aún no animaron su ida
Culpándose por los recuerdos que la mantienen unida
Sincerándose finalmente a lo que cueste la herida.
Porque sabe que nada cambia, ha recorrido el trayecto.
Que aunque le ame, el lugar que tiene no es al que aspira.
Que se le fue la vida en la batalla de pedir proyectos.
Donde Su necedad de tenerlo todo bajo control, gira
Le consagró la seguridad necesitada.
Arrasando su amor que no quiso control juzgando.
Transitan ese momento de pareja, turbada
Donde a uno el amor se le murió; agonizo, avisando.
El en su negación se encerró, a enmendarla,
Y quizás para recobrarlo, rebusco en lo pactado
A la pasión extinta inyectarle adrenalina !resucitarla!
Conviven día tras día mirándose, midiéndose aterrados.
Que si le habla no sabe qué, articular.
Que si algo le dice, a callarse adhiere.
Escasean acciones a contraatacar
Pero cambiar no quiere, o no prospere.
Ella, que le signo el desamor hoy lo ve, “amigo”
Desconoce cómo seguir perdida en recuerdos
Acontecen días sin hablarse como enemigos
No porque hayan olvidado la causa del desacuerdo
Solo que el desamor se les ha instalado.
Comenzando a desarmar la cotidianidad del afecto
Treinta años aliados, amor gastado,
Realizada una vida, compartido el trayecto.
En la soledad angustiada escarba entre sus valores
La significación de saberse buenas personas
Agobiada, con culpa de dejarlo sin resquemores
Cuando llegó el periodo de cuidarlo, se lo cuestiona.
Si quedase a su lado su alma morirá cautiva,
Inmolara su pasión, su creatividad, su alegría,
Sus deseos, su frenesí por la vida.
Y sé que ella lo haría por decencia y por cobardía.
Claudia Mattenet
Febrero 2018